Separación con hijos recién nacidos

En una separación con hijos recién nacidos lo normal es establecer una custodia matera y un derecho de visitas limitado para el padre.

No se trata de una cuestión de que la madre tenga mayores o menores derechos del padre, la cuestión es que en atención a las necesidades de un niño recién nacido, si la madre quiere y puede atenderle (cuestión que por desgracia no ocurre siempre) lo mejor es que el niño pueda compartir con la madre la primera etapa de la maternidad en la que se forja un especial vínculo entre bebé y madre.

Separación con hijos recién nacidos

Una separación con hijos recién nacidos supone un reto para ambos progenitores y la necesidad de analizar bien todas las circunstancias familiares, pues al ser el bebé tan pequeño, no se puede tener la previsión de vida adecuada. Es muy difícil hacerse a la idea de la regulación más conveniente de un bebé en su infancia y adolescencia.

La regulación inicial que se establezca se puede modificar más adelante, de hecho estará justificado por el mero paso del tiempo pues no es lo mismo una regulación para un bebé recién nacido que para un niño con 3 años, 10 años, 12 años o 17. Por ello, a pesar de que siempre será posible llegar a un acuerdo de modificación de medidas de la regulación inicialmente establecida, siempre debe de tener en cuenta que al ser tan pequeño, procederá un cambio de medidas si la regulación por el desarrollo y la edad del niño se deja de adaptar a las mejores para el niño y su relación con ambos progenitores.

Dependerá mucho de la disponibilidad de ambos progenitores, su predisposición al entendimiento y compromiso con el recién nacido. Como es algo muy incierto con un niño tan pequeño, se debe de especificar en el convenio regulador todo aquello que sea conveniente dejar constancia para que la regulación tenga sentido.

No es lo mismo de cara a un posible modificación futura dejar constancia de que la regulación se establece en atención a la edad del niño unido a otras posibles circunstancias, que se tendrán en cuenta en el futuro para la adaptación de la regulación en cada momento del desarrollo familiar.

Reparto de bienes en una separación sin estar casados

Cuando dos personas no están casadas sus bienes serán independientes y no estarán mezclado, por ello el reparto podrá realizarse adjudicando a cada persona los bienes que son de su titularidad.

En la práctica pueden existir casuísticas que no están claras, pero es algo inevitable y que no se deriva de un problema legal, sino a la mezcla de bienes y enseres que después puede acabar en controversia.

Un piso o un local está anotado en el Registro de la Propiedad, por ello será muy sencillo aclarar quien es el propietario.

En el caso de los vehículos ocurre lo mismo, pues al estar matriculados y constar en la DGT a nombre de una persona concreta, tampoco da problemas de titularidad.

Tanto en una propiedad inmobiliaria como en un vehículo (tras una reforma reciente) es posible que no le corresponda a una persona, sino a varias. En estos casos será igualmente sencilla la situación, pues a pesar de la copropiedad estará concretado y por tanto lo único que faltará es ponerse de acuerdo en cuanto a qué hacer con cada bien. Se pueden compensar con el resto de bienes si existieran varios, compensando la diferencia de valor, en caso de no ser así, lo razonable es que compre uno el porcentaje del otro poniéndose de acuerdo en el precio. El problema en estos casos es que quien vende suele valorar el bien al precio mayor y quien compra a un precio menor.

En caso de discordia y falta de entendimiento lo mejor suele ser vender a tercero para repartir el dinero obtenido.

El dinero en cuenta se considerará que es legalmente de los titulares de la cuenta en sus respectivas proporciones.

El gran problema se suele producir en lo relativo a bienes muebles y enseres. A tal efecto la pauta es muy sencilla de entender pero muy complicado de aplicar. Los muebles son de quien los haya adquirido, a tal efecto la factura será la que lo acreditará, en defecto de factura su poseedor, lo que en caso de convivencia de pareja complica resolver la cuestión. Por ello, siempre es mejor llegar a un entendimiento razonable.

Reparto de bienes en una separación sin estar casados

Beneficios del divorcio para los hijos

El mayor beneficio del divorcio de los progenitores para los hijos es que deja e existir una mala convivencia.

Los hijos cuya infancia y crianza de desenvuelve en un contexto familiar disfuncional en el que no existe una buena base y valores correctos los hijos pueden desarrollar todo tipo de roles inadecuados y traumas.

Un niño no está preparado por su edad y madurez para crecer en un ambiento hostil en el que sus progenitores no se tratan bien.

El ambiente adecuado para un niño es que sus familiares se respeten y traten con afecto. Después cada persona y relación familiar tendrá su desarrollo concreto.

Beneficios del divorcio para los hijos

Lo idea sería que los padres estuvieran juntos y pudieran disfrutar de la relación familiar entre sí y respeto de los hijos comunes. Pero siendo realistas, más del 60% de los matrimonios acaban en divorcio y es por ello que debemos de analizar cómo pueden vivir los hijos la ruptura de sus padres.

Un niño tiene mayor capacidad de adaptación que los adultos que ya tenemos ideas fijas y preconcebidas. El problema no es el divorcio, sino un mal divorcio y también una mala convivencia.

Un relación familiar normalizada y saludable estando los padres o madres juntos o separados será beneficiosa para los hijos. En cambio, una convivencia o separación insana puede ser muy perjudicial. Es por ello que lo más importante no es que los padres estén separados o juntos, sino los términos en los que se desarrollen las relaciones familiares y cuidados de los hijos.

Los beneficios de un divorcio para los hijos es que dejan de estar expuestos a los problemas de convivencia en los que los niños pueden pasar de ser espectadores a sentirse protagonistas al considerar que son parte del problema. Pueden desarrollar pautas de culpabilidad, frustración y hasta ver resentida su salud mental infantil y su desarrollo adulto.

Algunos de estos beneficios podrían incluir:

  1. Reducción del conflicto: En algunos casos, el divorcio puede poner fin a un ambiente familiar lleno de conflictos y tensiones constantes. Esto puede permitir a los hijos vivir en un entorno más pacífico y libre de tensiones emocionales y discusiones constantes.
  2. Mejora de las relaciones: En algunos casos, el divorcio puede permitir a los padres reconstruir sus vidas y establecer relaciones más saludables y estables con sus hijos. Si la dinámica familiar antes del divorcio era disfuncional o tóxica, el divorcio puede brindar una oportunidad para que los padres trabajen en sí mismos y en sus relaciones con los hijos.
  3. Mayor atención y apoyo individual: Después del divorcio, los padres pueden tener más tiempo y energía para dedicar a cada uno de sus hijos de forma individual. En un matrimonio conflictivo, los padres a menudo se centran en sus problemas matrimoniales, lo que puede llevar a una atención insuficiente hacia los hijos. Tras el divorcio, los padres pueden tener una mayor capacidad para brindar apoyo emocional y atención individualizada a sus hijos.
  4. Adaptación a cambios y resiliencia: Aunque el divorcio puede ser un evento traumático, también puede enseñar a los hijos importantes habilidades de adaptación y resiliencia. Los niños pueden aprender a lidiar con cambios y desafíos, desarrollar su independencia emocional y aprender a afrontar situaciones difíciles.
  5. Ambientes más estables: En algunos casos, el divorcio puede permitir a los padres crear ambientes más estables para sus hijos. Si el matrimonio estaba plagado de conflictos constantes, el divorcio puede brindar un ambiente más predecible y estructurado para los hijos, lo que puede ser beneficioso para su bienestar emocional y desarrollo.

Separación sin hijos a cargo

En una separación sin hijos comunes a cargo, de existir matrimonio, se podrá tramitar la separación o divorcio tanto en vía judicial como notarial de mutuo acuerdo siendo obligatoria la intervención de abogado.

Si no son matrimonio pero sí están inscritos en el Registro de Parejas de Hecho, no será necesario tramitar ningún proceso judicial ni notarial ni contratar abogado, sino simplemente realizar un trámite de comunicación de finalización de la pareja de hecho, lo que se puede hacer unilateralmente por parte de cualquiera de los esposos ya sea presencialmente o en vía telemática online.

Para el supuesto de que la separación sin hijos a cargo se realice respecto de una pareja que ni esté casada ni anotada como pareja de hecho en registros oficiales, la separación no requerirá ningún tipo de gestión ni trámite. Simplemente cada cual comenzará a realizar vida independiente y como considere oportuno.

El hecho de que exista una separación, no impide en ningún caso que los miembros de la expareja puedan seguir relacionándose como consideren oportuno y teniendo y compartiendo la relación que consideren conveniente.

Separación sin hijos a cargo

En una separación sin hijos a cargo todo es más sencillo, pues las únicas cuestiones a resolver serán aquellas patrimoniales que existan entre los esposos:

  • Reparto de objetos y enseres.
  • Propiedad común.
  • Ahorros.
  • Posibles derechos de crédito a compensar.
  • Vehívulos.
  • Hipotecas, préstamos y compromisos y obligaciones económicas.

En definitiva, en una separación sin hijos habrá que afrontar las cuestiones económicas y emocionales, pero al no existir niños, todo es más sencillo, pues sólo deben de contar con los intereses de cada uno de los miembros de la pareja.

En una separación sin hijos a cargo los miembros de la expareja tienen muy fácil entenderse y con un correcto asesoramiento e intención, siempre será posible un acuerdo amistoso.

Quiero a mi pareja, pero no a sus hijos

Para mantener a una relación de pareja hay que quererla, pero si no se quiere a sus hijos existe un gran problema que puede incluso llegar a ser insalvable.

Hay que tratar de ponerse en el lugar de los demás y tener empatía sentimental, pues la base de una relación es aceptarla tal cual es, con sus cosas que nos gustan más y con las que menos. La combinación de todas ellas será la que nos haga tomar la decisión que permita iniciar y mantener la relación.

Si queremos a nuestra pareja pero no a sus hijos, podemos acabar poniéndole entre la espada y la pared, pues la relación con un hijo es de por vida y la de pareja se decide en cada día.

Si la relación continua y va a más puede llegar el momento en el que choquemos con el hijo y se produzcan situaciones incómodas y desagradables.

Quiero a mi pareja, pero no a sus hijos

Todo se puede hablar y todo es conciliable si ambos miembros de la pareja tienen las cosas claras. El problema es que en la práctica se puede complicar mucho pues no es nada fácil conciliar la incompatibilidad entre nueva pareja e hijos anteriores.

Suelen ser una complicación adicional:

  • El otro progenitor de los hijos de nuestra pareja que en ocasiones no muestra la actitud adecuada.
  • La propia actitud de nuestra pareja que puede tender a no poner límites a su hijo.
  • La tendencia de buscar planes juntos para unir sin ser consciente de que puede suponer precipitación.

Si una persona quiere a su pareja la tiene que querer como es y ca cual carga su mochila en la que podemos arrastrar vinculaciones personales, familiares, deudas… etc. Por ello hay que ser sinceros y tratar de poner las cartas encima de la mesa antes de comenzar o afianzar algo que no es viable.

Una convivencia precipitada cuando tenemos claro que queremos a nuestra pareja pero existen cuanto menos dudas en relación o si podemos gestionar adecuadamente la relación con sus hijos de relaciones previas, tendremos que ir ante la duda despacio y sobre seguro.